En el contexto de las elecciones en Bolivia, el debate sobre las criptomonedas ha cobrado una relevancia inédita. El reciente anuncio de la adquisición institucional de 1,03 millones de Ethereum (ETH), valorados en 4.170 millones de dólares, y el hecho de que el precio de ETH haya superado los 4.000 dólares, han intensificado el interés nacional por los activos digitales. Este fenómeno se da en un país marcado por la escasez de dólares, la búsqueda de alternativas financieras y la necesidad de modernizar su economía. El auge de las criptomonedas en Bolivia, sumado a la atención de los candidatos presidenciales y las instituciones, plantea interrogantes sobre su regulación, impacto y futuro en la economía boliviana.

El auge de las criptomonedas en Bolivia: contexto y cifras

El crecimiento del uso de criptomonedas en Bolivia es un fenómeno reciente pero acelerado. Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), las transacciones con monedas virtuales a través de canales electrónicos alcanzaron los 294 millones de dólares en el primer semestre de 2025, lo que representa un aumento superior al 630% respecto al mismo periodo del año anterior. Aunque el mercado sigue siendo pequeño en comparación con otros países, el ritmo de expansión es exponencial.

Este auge no responde únicamente a un impulso tecnológico o a una moda financiera, sino que es, en gran medida, una respuesta a la escasez crónica de dólares en el país. La dificultad para acceder a divisas extranjeras ha llevado a familias, pequeños empresarios y ahorristas a buscar alternativas para proteger su patrimonio y facilitar transacciones internacionales. Las criptomonedas, especialmente las stablecoins como USDT, han sido vistas como una solución práctica para enviar remesas, realizar pagos y resguardar valor ante la volatilidad del boliviano y la falta de dólares.

El reciente movimiento institucional, con la adquisición de más de un millón de ETH, evidencia que no solo los individuos, sino también instituciones financieras y fondos de inversión, están apostando por los activos digitales como parte de sus estrategias de diversificación y cobertura ante la incertidumbre económica global y local. El hecho de que el precio de Ethereum haya superado los 4.000 dólares refuerza la percepción de que los criptoactivos pueden ser una reserva de valor y un vehículo de inversión relevante.

El debate político y la postura de los candidatos

Las elecciones presidenciales de 2025 han puesto a las criptomonedas en el centro del debate económico. Los principales candidatos, como Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, han incluido propuestas relacionadas con el ecosistema cripto en sus planes de gobierno. Ambos reconocen que la apertura a las criptomonedas, implementada por el actual gobierno, fue más una respuesta a la crisis que una política deliberada, pero coinciden en la necesidad de mantener y fortalecer esta estrategia en el futuro.

Ramiro Cavero, jefe económico de la Alianza Libre y posible ministro de Economía si Quiroga gana las elecciones, ha señalado que las criptomonedas, especialmente las monedas estables, pueden convertirse en una fuente importante de dólares para Bolivia. Su visión es que estos activos sean totalmente legales y funcionen bajo un marco de controles claros y transparentes, integrándolos plenamente en la economía nacional con la legislación adecuada. El objetivo es aprovechar su potencial para aliviar la presión cambiaria, facilitar pagos y remesas, y promover la inclusión financiera.

La oposición también ha presentado propuestas para formalizar el mercado cripto. Parlamentarios como Baldivieso han impulsado iniciativas legislativas para establecer principios regulatorios que garanticen la seguridad jurídica, prevengan el lavado de dinero y fomenten la innovación. Si bien el proceso regulatorio avanza lentamente, existe consenso en que la regulación es indispensable para evitar riesgos y aprovechar las oportunidades que ofrecen los activos digitales.

Regulación, desafíos y oportunidades

El marco regulatorio de las criptomonedas en Bolivia ha experimentado cambios significativos en los últimos años. Hasta junio de 2024, existía una prohibición de facto sobre el uso de criptoactivos, pero el gobierno decidió levantarla y permitir que los bancos procesen transacciones con Bitcoin y stablecoins. Este giro pro-cripto fue acompañado por la firma de un memorando de entendimiento con El Salvador, país pionero en la adopción de Bitcoin como moneda de curso legal. El acuerdo busca compartir experiencias, desarrollar políticas conjuntas y modernizar el sistema financiero boliviano.

El Banco Central de Bolivia ha calificado a las criptomonedas como una alternativa viable y fiable a las monedas fiduciarias, destacando su potencial para mejorar la inclusión financiera, especialmente entre familias y pequeños emprendedores. Sin embargo, el organismo también reconoce la necesidad de establecer mecanismos de supervisión y control para prevenir el uso ilícito de estos activos, como el lavado de dinero y la evasión fiscal.

Entre los principales desafíos regulatorios se encuentran:

  • Definir el estatus legal de las criptomonedas y su tratamiento fiscal.
  • Establecer requisitos para la identificación y verificación de usuarios (KYC/AML).
  • Garantizar la interoperabilidad entre bancos, fintech y plataformas cripto.
  • Proteger a los consumidores frente a fraudes y estafas.
  • Fomentar la educación financiera y la capacitación en tecnologías blockchain.

La expectativa del sector es que se avance hacia una regulación que permita la diversificación del ecosistema cripto, la entrada de nuevos actores y la expansión de servicios como pagos transfronterizos, préstamos descentralizados y tokenización de activos. La experiencia de países como El Salvador puede servir de referencia, aunque las condiciones económicas y sociales de Bolivia requieren soluciones adaptadas a su realidad.

Impacto económico y perspectivas de futuro

La adopción creciente de criptomonedas en Bolivia tiene implicaciones profundas para la economía nacional. En un contexto de escasez de dólares, los criptoactivos ofrecen una vía alternativa para acceder a divisas, facilitar el comercio internacional y proteger el ahorro frente a la inflación y la devaluación. Además, pueden contribuir a la inclusión financiera de sectores tradicionalmente excluidos del sistema bancario, como comunidades rurales y pequeños emprendedores.

El interés institucional, reflejado en la adquisición masiva de Ethereum, sugiere que los activos digitales están dejando de ser un fenómeno marginal para convertirse en una herramienta estratégica de inversión y gestión de riesgos. La volatilidad de los precios, sin embargo, sigue siendo un factor de incertidumbre, por lo que la diversificación y la gestión prudente de portafolios son esenciales.

En el mediano y largo plazo, el desarrollo de un marco regulatorio robusto y la integración de las criptomonedas en la economía formal pueden posicionar a Bolivia como un referente regional en innovación financiera. La colaboración con países como El Salvador y la apertura a nuevas tecnologías, como la blockchain y las finanzas descentralizadas (DeFi), abren oportunidades para modernizar el sistema financiero, atraer inversiones y generar empleo en sectores de alto valor agregado.

Sin embargo, el éxito de esta transición dependerá de la capacidad de las autoridades para equilibrar la promoción de la innovación con la protección de los usuarios y la estabilidad macroeconómica. La educación financiera, la transparencia y la cooperación internacional serán claves para construir un ecosistema cripto seguro, inclusivo y sostenible.

En conclusión, el protagonismo de las criptomonedas en las elecciones bolivianas y la creciente adopción de activos como Ethereum reflejan un cambio estructural en la economía y la sociedad del país. El desafío ahora es transformar este auge en una oportunidad de desarrollo, garantizando que los beneficios de la revolución digital lleguen a todos los bolivianos.

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